Perdió su vivienda al ser subastada y tras más de 20 años en el sector de la construcción tuvo que dedicarse al campo para intentar subsistir
El Juzgado Mercantil número 3 de Murcia ha perdonado una deuda de 75.994,43 euros a un vecino de Totana cuya situación de insolvencia se originó por la crisis de la construcción de 2008 y el correspondiente cierre de la empresa constructora que tenía junto a los que por aquel entonces eran su suegro y su cuñado. De este modo, el juez exonera del pasivo insatisfecho al cliente de Bergadà Abogados, despacho especializado en Derecho concursal, al aplicar la Ley de la Segunda Oportunidad. Cabe recordar que recientemente el mismo juez ya exoneró a su exmujer, también clienta del bufete, 82.662 euros, deuda que había contraído al avalar personalmente dicha sociedad.
En cuanto a los hechos, cabe decir que durante 20 años el hombre estuvo trabajando en el sector de la construcción y, como se ha dicho anterior, constituyó una empresa con quien era su suegro y su cuñado, de la cual había avalado las deudas también su mujer. Todo se empezó a complicar en el 2008, cuando se inició la grave crisis inmobiliaria que sufrió el país. A consecuencia de ello, la sociedad quebró y las deudas derivadas de ella afectaron de manera directa al hombre, ya que la había avalado personalmente.
En este sentido, recuerda que «de la noche a la mañana todo se paralizó por una situación que no habíamos provocado nosotros. Las facturas se empezaron a acumular y con ellas las presiones de los bancos. Además, no teníamos ninguna ayuda, por lo que todo se complicó mucho. Nos sentíamos impotentes por no poder absolutamente nada». De hecho, la abogada que ha llevado el caso y socia fundadora de Bergadà Abogados, Marta Bergadà, añade que «muchos empresarios vivieron momentos complicados, como demuestra el hecho que a día de hoy todavía siguen arrastrando las consecuencias».
Posteriormente, el matrimonio no pudo hacer frente al pago de las cuotas hipotecarias, por lo que entidad bancaria inició un procedimiento de ejecución hipotecaria, siendo subastada la vivienda que hasta entonces había constituido su hogar. Además, al tratarse de una garantía hipotecaria muy superior al valor del inmueble, pese a la citada subasta, quedó pendiente la liquidación de un remate que se fue arrastrando a lo largo de los años. «Hacía poco habíamos acabado de construir esa casa donde vivíamos y habíamos vendido el anterior piso. Era nuestra ilusión, pero nos la arrebataron», comenta el hombre, quien señala que «todo ello pasó factura a la relación de pareja y nos acabamos divorciando».
A partir de ahí, «empezó un auténtico calvario, porque no tenía nada». Por esta razón, «durante años me he tenido que buscar la vida como he podido». Muestra de ello es que «estuve trabajando más de 20 años en la construcción, pero al no salir ninguna oportunidad laboral me fui al campo al trabajar. Pero pese a ello, las deudas estaban presentes y me seguían exigiendo que hiciera frente a ellas, aunque era totalmente imposible». Incluso, también comenta que «la presión, mediante las constantes llamadas, era una auténtica pesadilla».
Además, indica que «en su momento conocí la Ley de la Segunda Oportunidad y estuve leyendo noticias de casos en los que se habían perdonado las deudas. Consulté a varios abogados de la zona donde resido, pero ninguno de ellos me daba confianza».
No obstante, todo cambió el pasado mes de abril, cuando su exmujer le dijo que llamara a Bergadà Abogados, ya que le estaban llevando su caso y estaba muy satisfecha con el trato recibido. «Cuando me lo explicó decidí contactar con Marta Bergadà y su equipo, y desde el primer momento me di cuenta que había tomado una decisión correcta, ya que fueron muy atentos y comprensivos con mi situación. Incluso, la distancia que hay entre Totana y Agramunt, localidad leridana donde está el despacho, no supuso un problema, ya que las reuniones se hacían por videollamada y, además, la comunicación era constante«, expone.
Por su parte, Marta Bergadà recuerda que «estaba en una situación límite y muy desesperado, ya que no veía el futuro claro. Tras analizar su caso, entendimos que era un deudor de buena fe y, por lo tanto, se podía acoger a la Ley de la Segunda Oportunidad, razón por la cual lo que se inició todo el procedimiento«.
La buena noticia llegó recientemente cuando el Juzgado Mercantil número 3 de Murcia le perdonaba una deuda de 75.994,43 euros gracias a la Ley de la Segunda Oportunidad. «Fueron unos meses en los que la preocupación siempre estuvo presente, pero he de reconocer que desde Bergadà Abogados siempre me transmitieron mucha tranquilidad. Ahora mi exoneración del pasivo insatisfecho ya es una realidad y me he quitado un gran peso de encima». Asimismo, indica que «me ha costado asimilarlo por todos los años de sufrimiento que he vivido, pero ahora veo el futuro de otra manera y cada día me levanto con una actitud mucho más positiva«.
Finalmente, Marta Bergadà concluye diciendo que «es de vital importancia que la Ley de la Segunda Oportunidad se siga dando a conocer. Tal y como hemos dicho en numerosas ocasiones, la crisis de 2008 afectó de manera directa a muchos empresarios que aún siguen arrastrando importantes deudas que no pueden hacer frente. Siendo deudores de buena fe, esta ley es su gran aliada para dejar, de una vez por todas, un pasado oscuro, ver el futuro con optimismo y volver a generar riqueza para el país».