Habían solicitado préstamos poder hacer frente a los pagos y subsistir, pero les fue imposible afrontarlos, llegando a perder su vivienda
El Juzgado Mercantil número 1 de Lleida ha perdonado una deuda de 49.264,14 euros a un matrimonio de Tàrrega (30.857 euros a él y 18.407,14 euros a ella) cuya situación de insolvencia se originó con la crisis de la construcción de 2008, el cierre de su negocio de metalistería y el no poder hacer frente a los pagos de los préstamos que había pedido, lo que también terminó con la pérdida de su vivienda. De este modo, el juez aplica a los clientes de Bergadà Abogados la Ley de la Segunda Oportunidad y, por lo tanto, los exonera del pasivo insatisfecho.
En cuanto a los hechos, el endeudamiento de la pareja tiene su origen en la crisis de la construcción de 2008 que afectó a todo el país y, sobre todo, en su fallida empresa de metalistería, pues su mayor parte de negocio provenía de constructoras y promotores inmobiliarios. En este sentido, el hombre era autónomo y para llevar a cabo su actividad constituyó una sociedad mercantil.
Tras estallar la citada crisis, la actividad empresarial se vio gravemente afectada, pues los ingresos cada vez eran más escasos y el perjuicio económico era mayor. Esto, a su vez, provocó una falta de liquidez que dificultó que pudiese pagar sus facturas con proveedores, el mantenimiento de las instalaciones del negocio, la cuota de autónomos, etcétera. Así, se vio en la obligación de pedir préstamos que su mujer avaló.
En este sentido, el hombre recuerda que «todas las empresas estaban pasando por un momento muy complicado. La nuestra no fue una excepción debido a la bajada de clientes. No había casi trabajo y, además, el que se hacía costaba mucho cobrar. Vivimos momentos muy complicados».
Muestra de ello es que empezaron a llegar embargos judiciales al no poder hacer frente a sus obligaciones y la situación se agravó hasta tal extremo de ver ejecutada y subastada la vivienda familiar por no poder hacer frente a los pagos de la hipoteca. «Fue una situación muy difícil. Sabíamos que eso iba a suceder, porque no podíamos pagar, pero cuando llegó el momento fue complicado», comenta.
En el 2009 el hombre decidió cesar su actividad por cuenta propia. Además, y a consecuencia de la crisis de la construcción, tanto él como ella estuvieron casi un año desempleados por la imposibilidad de encontrar un nuevo trabajo dada la situación económica del país. «No encontrábamos nada de trabajo y fue muy difícil tirar adelante», expresan.
Aunque ella encontró trabajo antes, sus ingresos tampoco eran suficientes para el núcleo familiar, por lo que no les quedó otra opción que solicitar créditos para poder seguir adelante, sobre todo teniendo en cuenta que tienen un hijo a su cargo. Después él encontró empleo, pero tampoco pudieron liquidar las deudas pendientes.
En esta línea, manifiestan que «pensábamos que íbamos a estar embargados toda la vida» Además, aunque nos hubiera gustado, nos era imposible hacer frente a los préstamos que en su día habíamos contratado, porque nos costaba mucho afrontar los gastos diarios que teníamos para cubrir todas las necesidades básicas«. De hecho, la abogada y socia fundadora de Bergadà Abogados, Marta Bergadà, expone que «estaban en una situación límite y sin ver el futuro con claridad».
A ello, hubo que sumarle las constantes llamadas de las entidades bancarias para que pagaran las deudas que tenían. «Sobre todo al principio era un sin vivir, para volverse loco, porque no paraban de llamar y a cualquier hora», expresan.
Fue a finales del año pasado cuando todo empezó a cambiar. Y es que, el matrimonio leyó una noticia en el cual a un cliente de Bergadà Abogados se le había perdonado una deuda. «Al leerla estuvimos de acuerdo en consultar, porque no perdíamos nada en hacerlo, y concertamos una cita con Marta Bergadà y su equipo para exponerles nuestro caso. De hecho, hay que reconocer que no lo veíamos claro, porque habían sido muchos años de sufrimiento que nos habían llevado a la idea que íbamos a estar toda la vida sin poder tener nada a nuestro nombre, y con la nómina embargada de por vida», indican.
Por su parte, Marta Bergadà argumenta que «nos expusieron su caso y que se habían visto en una situación de insolvencia a raíz de la crisis de la construcción de 2008. Además, con la documentación aportada vimos que se trataban de deudores de buena fe, por lo que rápidamente se inició todo el procedimiento«.
La buena noticia llegó recientemente, cuando el Juzgado Mercantil número 1 de Lleida perdonaba al matrimonio de Tàrrega una deuda de 49.264,14 euros (30.857 euros a él y 18.407,14 euros a ella). «El momento de la llamada en el que desde Bergadà Abogados nos comunicaron que nos habían exonerado el pasivo insatisfecho hizo que nos pusiéramos muy contentos y ojalá lo hubiéramos hecho antes, ya que nos hubiéramos ahorrado muchos años de sufrimiento y seguramente hubiéramos podido salvar la vivienda», expresan, y concluyen diciendo que «ahora vemos el futuro con mucha más tranquilidad. Además, de esta situación hemos aprendido que no vamos a solicitar ningún préstamo ni crédito si no es muy necesario, ya que hemos sufrido mucho«.
Finalmente, Marta Bergadà recuerda que «todavía hay muchas personas que en su día fueron empresarias y se vieron afectada de manera directa por la crisis de la construcción de 2008. Desde hace años están sufriendo las consecuencias y han de saber que la Ley de la Segunda Oportunidad les puede ayudar a pasar página de una vez por todas si son deudores de buena fe«.