El banco le concedió una segunda hipoteca para construir una vivienda y en el momento de la firma de la venta de su primer piso se descubrió que la pareja que se lo iba a quedar era insolvente y tuvo que asumir ambas
El Juzgado Mercantil número 1 de Lleida ha perdonado una deuda de 48.072,20 euros a una vecina de la capital del Segrià que se vio inmersa en una situación de insolvencia cuando el banco le concedió a ella y al que por aquel entonces era su marido una segunda hipoteca para construir una casa y en el momento de firmar la venta del piso donde había vivido se descubrió que la pareja que se lo iba a quedar era insolvente, por lo que la mujer tuvo que asumir a partir de ese momento dos hipotecas. De este modo, el juez aplica la Ley de la Segunda Oportunidad a la clienta de Bergadà Abogados y, por lo tanto, le exonera del pasivo insatisfecho.
En cuanto a los hechos, en el año 2002 la mujer y el que era entonces su marido compraron un piso mediante una hipoteca. En el 2005 su suegro les dio un terreno para que construyeran una casa, por lo cual solicitaron una segunda hipoteca y tomaron la decisión de vender la anterior vivienda. «Íbamos a poner en venta el piso a través de una inmobiliaria, pero mi suegro nos dijo que no hacía falta porque conocía a una pareja que le había dicho que se lo quedaría«, recuerda.
Así, tras concederles esa segunda hipoteca, en el momento de la venta se descubrió que la citada pareja era insolvente, por lo que su entidad bancaria les negaba la cantidad que había solicitado y la mujer y su marido tuvieron que hacerse carga a partir de ese momento de las obligaciones contraídas. De hecho, la mujer añade que «nos tuvimos que hacer cargo de las dos, pero era tan altas las dos cuotas juntas que no llegábamos a final de mes».
Ante la imposibilidad de pagar, la entidad bancaria ejecutó primero el piso y posteriormente la casa, pero fue insuficiente la contraprestación de lo conseguido mediante dichas ejecuciones para hacer frente a la deuda existente, quedando así unos remanentes pendientes de pago tras la liquidación de los inmuebles. Y es que, «la bola se hizo muy grande, por lo que nos acabaron quitando la casa hace siete años y nos fuimos a vivir a un piso de alquiler«, puntualiza la mujer.
Asimismo, señala que «a partir de entonces empecé a vivir una auténtica pesadilla, ya que se me embargó una parte importante de mi nómina. Suerte tuve de mis padres que me ayudaron en todo momento y nunca perdí la ilusión por salir adelante, refugiándome en el trabajo, donde hacía también los turnos de noche y más guardias de la que me tocaban para poder tener más ingresos y así poder cubrir los gastos«.
Por su parte, la abogada que ha llevado el caso y socia fundadora del despacho-boutique legal Bergadà Abogados, Marta Bergadà, indica que «en muchas ocasiones nos encontramos con clientes que están en una situación de insolvencia por un infortunio de la vida y éste era un claro ejemplo de ello. La Ley de la Segunda Oportunidad es para deudores de buena fe honestos, pero desafortunados«.
A ello, hubo que añadírsele la constante presión ejercida por la entidad bancaria mediante llamadas telefónicas que llegaban a ser amenazadoras. «Fue una presión muy alta. Alguien que no lo ha vivido no se lo puede llegar ni a imaginar. Incluso, yo quería llegar a un acuerdo y me llegaron a manifestar que si quería alcanzar uno tenía que firmar un nuevo préstamo, algo que no tenía ningún tipo de sentido porque no podía pagar lo relacionado con las hipotecas«. Además, Marta Bergadà recuerda que «esta práctica puede ser considerada una violación de los derechos del deudor«.
Pero todo comenzó a cambiar en mayo de 2024 habló cuando le dijo abogado conocido que tenía pensado acogerse a la Ley de la Segunda Oportunidad, tras conocer de ella, y éste le recomendó que se pusiera en contacto con Bergadà Abogados, boutique legal especializada en Derecho concursal y con una dilatada experiencia en dichos procedimientos. «Tras una primera reunión vimos que se trataba de una deudora de buena fe y que podía acogerse a la Ley de la Segunda Oportunidad, por lo que todo el equipo nos pusimos a trabajar en dicho procedimiento de inmediato», explica Marta Bergadà, iniciándose el pasado mes de junio.
De este modo, la buena noticia llegó recientemente, cuando el titular del Juzgado Mercantil número 1 de Lleida perdonaba a la clienta de Bergadà Abogados una deuda de 48.072,20 euros. «Aquella llamada para comunicarme que se me había exonerado el pasivo insatisfecho, mediante el correspondiente auto, supuso una gran alegría, ya que durante años he vivido una auténtica odisea. Además, todo el equipo del despacho es un 10 a nivel profesional y personal, ya que incluso han estado a mi lado cuando necesitaba desahogarme y tan sólo necesitaba hablar«, explica.
Por ello, «ahora el futuro lo veo diferente. Mi objetivo es hacer un reset de lo vivido e intentar ahorrar para poder vivir tranquila toda la vida y tener la seguridad de que a mis hijos nos les va a faltar nada ni que tampoco van a sufrir más. También tengo claro que no voy a volver a pedir ninguna hipoteca y que prefiero vivir de alquiler, ya que cuando más lo necesitaba el banco me dejó tirada«.
Por su parte, Marta Bergadà concluye diciendo que «este es otro claro ejemplo en el que los abogados tenemos que estar al lado de los clientes, no sólo durante procedimiento sino que también atendiéndoles cuando más lo necesitan, puesto que para ellos, sentirse comprendidos, escuchados y acompañados durante todo el procedimiento supone una gran tranquilidad. Además, la Ley de la Segunda Oportunidad vuelve a poner de manifiesto su gran utilidad para que personas que son deudoras de buena fe vuelvan a empezar de cero«.
