Las entidades bancarias le ofrecían nuevos créditos para hacer frente a los anteriores con clausulas abusivas
El Juzgado Mercantil número 12 de Madrid ha perdonado una deuda de 76.382 euros a un vecino de dicha ciudad que se vio endeudado durante la pandemia del coronavirus por la inversión realizada en un negocio del sector de la hostelería que no llegó a funcionar. En este sentido, el juez exonera del pasivo insatisfecho al cliente de Bergadà Abogados, despacho especializado en Derecho concursal, gracias a la Ley de la Segunda Oportunidad.
En cuanto a los hechos, cabe decir que durante la pandemia por el coronavirus el hombre tuvo que teletrabajar, lo que les supuso un desahogo enorme al tener que dejar de costear su vida en Madrid y poder vivir en casa de sus padres, en otra provincia. Asimismo, el tener tantos gastos en la capital madrileña hizo que se replanteara su situación laboral y, por ello, intentó iniciar un proyecto hostelero que quedó frustrado por no ser el momento adecuado.
Para este proyecto ya había solicitado créditos, pero no tuvo más remedio que volver a su situación anterior y puesto de trabajo, y tener que destinar parte de ese dinero para su propio sustento en Madrid, donde tenía un alquiler de 800 euros sin incluir otros gastos, tales como suministros de la vivienda, gasolina, alimentación, etcétera. En este sentido, el hombre recuerda que «antes de la pandemia ya había pedido algún crédito y tarjeta, pero afrontaba mis obligaciones sin ningún problema. Pero fue durante ese periodo cuando todo cambió, ya que en 2020 invertí en un negocio que no pude ni abrir«.
A ello, hubo que sumarle que también tuvo que someterse en diversas ocasiones a importantes tratamientos de ortodoncia, por lo que tuvo que destinar también dinero a su salud bucal y dental. Incluso, para poder cubrir los créditos solicitados, no tuvo más remedio que pedir otros, cuyos intereses son eran muy elevados, habiendo demandado recientemente también a varias entidades bancarias por las cláusulas e intereses abusivos.
De hecho, el hombre explica que «los precios se encontraban desorbitados y cuando me enviaban información sobre un préstamo me daban todas las facilidades posibles para contratarlo, del mismo modo que las tarjetas virtuales. Pensaba que una buena manera de acabar con los que tenía era solicitar otros, pero la bola se fue haciendo cada vez más grande hasta el punto que casi todo lo que cobraba en mi nómina se iba en pagos«. Por este motivo, «llegué a vender el coche que tenía y me compré una moto vieja para desplazarme con la intención de seguir haciendo frente a mis obligaciones«, añade.
Así, se vio inmerso en un bucle de créditos con los que no pudo cumplir ni conciliar con su propio sustento. Por su parte, la abogada que ha llevado el caso y socia fundadora de Bergadà Abogados, Marta Bergadà, manifiesta que «estaba en una situación límite. Además, las entidades bancarias se lo pusieron en bandeja para que su endeudamiento fuera cada vez mayor, ya que, como a muchas personas, le dieron todas las facilidades para contratar préstamos nuevos sin asesorarle que esa no era la manera correcta de poner fin a los anteriores. Y todo ello con intereses elevadísimos«.
Muestra también de ello es que «fue una auténtica pesadilla, ya que además no se lo comentaba a nadie y tan sólo lo sabía un muy buen amigo mío al cual, en el último momento, no tuve más remedio que explicárselo para que me dejara dinero e írselo devolviendo como pudiera, ya que no tenía nada. Pese a tener una buena nómina no conseguía ahorrar», puntualiza el hombre.
Además, las llamadas incesantes de las entidades bancarias «fueron una auténtica locura, llegando a ser amenazantes. Es más, también llamaron a mi madre y a mi cuñada preguntado por mi y un día se presentó en mi casa un hombre enviado por un banco. Fue algo dramático«. Por su parte, Marta Bergadà recuerda que «esta práctica habitual de numerosas entidades bancarias es moralmente cuestionable e infringe directamente los derechos a la privacidad y al honor del individuo«.
Tras meses de mucho sufrimiento, fue en marzo del 2023 cuando todo empezó a cambiar. «Estaba buscando una solución y encontré un webinar en YouTube que en su momento había organizado Bergadà Abogados. Tras escucharlo atentamente busqué más información sobre Marta Bergadà y di con el Foro de Facebook de la Ley de la Segunda Oportunidad, donde todo el mundo la recomendaba. Y lo que me acabó de convencer fue descubrir que ella había pasado por una situación de insolvencia, decidió estudiar Derecho y abrir su propio despacho. Por todo ello, me puse en contacto con Bergadà Abogados y concerté una reunión por vídeollamada para exponer mi caso y ver si me podía acoger a dicha ley«, expresa el hombre.
En esta línea, Marta Bergadà recuerda que «cuando nos expuso su caso vimos claramente que se trataba de un deudor de buena fe y, por lo tanto, se podía acoger a la Ley de la Segunda Oportunidad. Además, dada su desesperación y preocupación por todo lo que había vivido, también le tuvimos que transmitir mucha tranquilidad y esperanza«. Y es que, «toda esa situación me había afectado seriamente a mi salud, ya que estaba muy agobiado y no dormía. Pero rápidamente me di cuenta que estaba en buenas manos«, añade el cliente de Bergadà Abogados.
De este modo, se inició el procedimiento, el cual se alargó más de lo previsto por la huelga que convocaron en su momento los Letrados de la Administración de Justicia (LAJ). Pero todo cambió recientemente, cuando el titular del Juzgado Mercantil número 12 de Madrid emitía el correspondiente auto mediante el cual le perdonaba una deuda de 76.382 euros gracias a la Ley de la Segunda Oportunidad. «Todavía recuerdo la llamada de Bergadà Abogados para comunicarme que se me exoneraba del pasivo insatisfecho. Fue una sensación increíble y di un gran grito de emoción. Había estado desesperado por encontrar una solución y encontré a un gran equipo, totalmente recomendable tanto a nivel profesional como humano», señala el cliente de Bergadà Abogados.
Por este motivo, «ahora veo el futuro con muchísima más esperanza. Voy a poder ahorrar sin tener preocupaciones y en un futuro no muy lejano podré cumplir mi sueño de comprarme una vivienda. Además, he aprendido de los errores del pasado y tengo claro que no pienso pedir ningún préstamo, sólo el de la hipoteca cuando llegué el momento, y compraré aquello que quiera cuando tenga el dinero ahorrado. Ahora lo veo todo mucho más claro«, concluye.
Finalmente, Marta Bergadà concluye diciendo que, «nuevamente, nos encontramos ante un caso que demuestra que la pandemia del coronavirus fue realmente dura con los emprendedores, ya que fueron muchos los que con ilusión quisieron emprender sus negocios, pero estos no llegaron a abrir sus puertas, quedándose endeudados. Hay que insistir en que siendo deudores de buena fe la Ley de la Segunda Oportunidad está de su lado para que puedan olvidarse del pasado y afrontar el futuro con ilusión«.
