Se habían hecho importantes reformas para abrir y ante el descenso de clientes recibió el mal asesoramiento de solicitar préstamos para hacer frente a las obligaciones contraídas
El Juzgado Mercantil número 3 de Alicante, situado en la Ciudad de la Justicia de Elche, ha perdonado una deuda de 508.244,28 euros a una mujer que se vio inmersa en una situación de insolvencia debido a un negocio de supermercados, mediante una mercantil de la que era administradora junto a varios familiares, que se vio afectado de manera directa por la crisis de 2008, llegando a cerrar. De este modo, mediante el correspondiente auto el juez exonera del pasivo insatisfecho a la clienta de Bergadà Abogados, despacho especializado en Derecho concursal, gracias a la Ley de la Segunda Oportunidad.
En cuanto a los hechos, para comprender su situación de insolvencia cabe remontarse al año 2005, cuando el que por aquel entonces era su marido, junto a su padre, inició un negocio familiar de establecimientos de alimentación en Madrid. En un principio, generó beneficios, lo que propició que se decidieran a abrir más locales, «los cuales había que reformar para adaptarlos que lo iban a ser, pequeños supermercados en los que encontrar, principalmente, fruta y verdura«, comenta la mujer.
Alentada por su padre y su pareja, en el 2007 la mujer se unió al negocio, de la misma manera que también lo hizo su hermana. Para la reforma de los distintos locales invirtieron tanto los ahorros personales como los beneficios que se habían obtenido con anterioridad. No obstante, tras la inauguración, y debido a la crisis económica que se inició en el año 2008, «el volumen de ventas cayó en picado primero y el pago a los proveedores se empezó a retrasar hasta cinco meses», lamenta. Asimismo, añade que «ante tal situación consultamos qué hacer en la gestoría y ésta nos aconsejó pedir préstamos a entidades bancarias para hacer frente a los pagos que había. Pero no nos aconsejaron bien, porque se fueran arrastrando y la deuda fue cada vez más grande».
A ello, hubo que sumarle la inflación, el aumento del precio de los alquileres y la competencia cada vez mayor. «Los números dejaron de ser buenos y no podíamos hacer absolutamente nada. Incluso, llegué a vender mi casa, porque no podíamos hacer frente a la hipoteca y no quería que me echara de ella. Pero me quedé sin dinero», expresa. Además, la presión de los bancos también fue en aumento para que hiciera frente a las obligaciones que había contraído, «ya que se apoyaban en el aval firmado. La situación nos había sobrepasado a todos y de la noche a la mañana, a consecuencia de la crisis que hubo en el país, me convertí en un paria social«.
Toda esta situación también le pasó factura emocionalmente y en su salud, ya que «el que era mi marido y yo nos divorciamos y, además, entré en una depresión«. Por su parte, la abogada que ha llevado el caso y socia fundadora de Bergadà Abogados, Marta Bergadà, comenta que «estaba en un momento de extrema delicadeza, ya que, aunque quería empezar de cero, las deudas y la presión de las entidades bancarias hacían que fuera imposible volviera a salir adelante».
Fue hace cinco años cuando su hermana, buscando una solución, contactó por primera vez con Marta Bergadà. «De hecho, había contactado con otros abogados, pero al exponerles el caso todos se iban desvaneciendo. Pero Marta Bergadà y todo el equipo de Bergadà Abogados la atendieron desde el primer momento de manera fantástica. Así, y dado que ya conocía a la perfección nuestro caso, en julio del 2023 establecimos una nueva reunión con el objetivo de iniciar mi procedimiento, el cual lo he llevado bastante bien», comenta.
Por su parte, Bergadà indica que, «en esta ocasión, su situación la conocíamos por su hermana, ya que también estaba en la misma tesitura y nos había hablado de ella, pero en aquella primera reunión vimos que se trataba de una deudora de buena fe. Hay que reconocer que éramos conscientes de que no era un caso sencillo y, rápidamente, nos pusimos a trabajar en él».
Tras muchos años de sufrimiento, la buena noticia se produjo recientemente cuando el titular del Juzgado Mercantil número 3 de Alicante perdonaba una deuda de 508.244,28 euros a la clienta de Bergadà Abogados al exonerarla del pasivo insatisfecho, gracias a la Ley de la Segunda Oportunidad. «Cuando me llamaron del despacho para decírmelo no me lo podía creer. De hecho, a día de hoy lo pienso y todavía me sigo quedando en shock. Se ha resuelto un problema enorme que iba acompañado de una carga emocional muy grande«, expone.
Por ello, «esto ha supuesto una lección de vida muy grande que nos ha cambiado por completo. Ahora es el momento de vivir con tranquilidad y normalidad. Además, soy consciente que voy a poder ayudar a mis hijas si hace falta y me voy a sentir una persona digna, algo que hasta ahora no podía decir», manifiesta la mujer.
Por su parte, Marta Bergadà concluye diciendo que, «una vez más, nos encontramos ante un caso de emprendedores que se vieron afectados de manera directa por la crisis de 2008 y cómo esta les destruyó su vida por completo. Además, las consecuencias las siguen arrastrando hasta la actualidad. Incluso, un mal asesoramiento puede ser nefasto. Por ello, han de saber que la Ley de la Segunda Oportunidad es la clave para ver el futuro de otra manera, totalmente diferente».