Utilizaron tarjetas y solicitaron préstamos para subsistir y con la intención de hacer frente a sus obligaciones, pero llegó un momento en que les fue imposible
El Juzgado Mercantil número 2 de Cádiz ha perdonado una deuda de 77.545,85 euros a una pareja de Algeciras (33.489 euros a él y 44.048,85 euros a ella) cuya insolvencia se originó tras el fracaso de un negocio, el desempleo prolongado y el impacto de la crisis provocada por el coronavirus, factores que los llevaron a recurrir al uso de tarjeta y solicitar múltiples préstamos para poder subsistir. De este modo, el juez aplica la Ley de la Segunda Oportunidad a los clientes de Bergadà Abogados, exonerándoles del pasivo insatisfecho.
En este sentido, con la ilusión de iniciar un proyecto y ganas de construir un futuro estable, en 2013, la mujer emprendió junto a su hermana un negocio textil. Confiaban en que la inversión inicial y el esfuerzo darían frutos, pero después de tres años la tienda comenzó a acumular pérdidas y tuvieron que cerrarla. Mientras tanto, en 2015 al hombre le despidieron de la empresa donde trabajaba y estuvo en paro unos dos años. Esta situación puso en jaque la economía familiar, ya que, además, tras el cierre de su negocio, ella sólo conseguía trabajos temporales en el sector textil.
Para hacer frente a las deudas del negocio y a los gastos básicos, comenzaron a solicitar préstamos y tarjetas de crédito. Lo que inicialmente parecía una solución provisional pronto se convirtió en un problema mayor. De hecho, manifiestan que «hicimos aquello por el simple hecho de sobrevivir y siempre con la intención de pagar, porque nunca nos negamos a hacerlo, pero la bola se fue haciendo cada vez más grande y ésta nos llevó a una situación límite«.
De hecho, la abogada que ha llevado el caso y socia fundadora de Bergadà Abogados, Marta Bergadà, comenta que «esta historia es como la de muchas familias que quedan atrapadas en un círculo de pagos imposibles. Es más, empezaron a endeudarse sin ser conscientes que estaban en un punto de no retorno. Cabe decir que la falta de ingresos estables les obligó a pedir financiación, pero pronto descubrieron que estaban pagando deudas con nuevas deudas, creando una espiral insostenible«.
Asimismo, en 2018 el hombre logró encontrar un nuevo trabajo, lo que les permitió estabilizarse un poco. Pero la tranquilidad duró poco y en 2020, la crisis derivada del coronavirus volvió a cambiarlo todo. Ella había conseguido empleo en una empresa del sector textil, pero se vio afectada por ERTEs prolongados que redujeron drásticamente sus ingresos. «Con menos dinero en casa y deudas acumuladas, recurrimos a familiares y solicitábamos más créditos. La situación económica empeoraba mes a mes, pero es que no teníamos casi ni para comer», indican.
Por su parte, Marta Bergadà subraya cómo la pandemia agravó los problemas financieros de muchas familias. «La crisis del 2020 afectó a miles de trabajadores y autónomos. Esta pareja se encontró en una tormenta perfecta: menos ingresos, más gastos y una deuda creciente. Muchos hogares sufrieron lo mismo y, al igual que ellos, se vieron sin alternativas reales para salir adelante», expresa.
Así pues, la situación fue cada vez más difícil. «Acumulamos muchos años de sufrimiento, ansiedad, constantes llamadas de las entidades bancarias y de empresas de recobro a cualquier hora del día y todos los días de la semana exigiendo que pagáramos y el tener pedir dinero a familiares para que, sobre todo, nuestros hijos pudieran comer. No podíamos más», expresa la pareja.
Pero todo empezó a cambiar a mediados del año pasado, cuando tomaron consciencia de que no podían seguir así. La mujer descubrió la existencia de la Ley de la Segunda Oportunidad y empezó a buscar información al respecto por Internet y por redes sociales. Fue entonces cuando encontró el Foro de Facebook de la Ley de la Segunda Oportunidad que dirige Marta Bergadà, así como diferentes notas de prensa y reseñas que abalan el trabajo realizado por Bergadà Abogados. «Habíamos visto otros abogados, pero ninguno nos daba confianza. En cambio, con Marta Bergadà y su equipo fue todo diferente, ya que desde el primer momento nos transmitieron mucha confianza y tranquilidad, algo que realmente necesitábamos», comentan.
El pasado mes de setiembre mantuvieron una primera reunión «y en ella vimos que los dos eran deudores de buena fe. De hecho, se habían visto inmersos en una situación de insolvencia por toda una serie de adversidades que les acabaron marcando su futuro. Por eso, lo primer fue transmitirles la tranquilidad que necesitaban para que dejaran a un lado las preocupaciones que en ese momento tenían», añade Marta Bergadà.
Así pues, se inició un procedimiento «que lo hemos vivido sin excesiva preocupación, ya que todos los miembros de Bergadà Abogados son grandes profesionales que nos han acompañado y guiado en cada paso. Han estado al lado de nuestra familia cuando los hemos necesitado y se han adaptado a todas nuestras necesidades en todo momento. Incluso, llegó un momento que yo colapsé y se hizo cargo de toda mi pareja, pero eso le pasó factura. Al ver cómo lo estaba llevando todo nos recomendaron que hablara con la psicóloga encargada del departamento de Bienestar Legal y fue todo un acierto para llevar todavía mejor la situación», puntualiza el hombre.
Las buenas noticias no tardaron en llegar. Primero con la exoneración de la deuda de 44.048,85 euros que tenía ella y, a las pocas semanas, la de él, de 33.489 euros. En total, 77.545,85 euros que el titular del Juzgado Mercantil número 2 de Cádiz perdonó al aplicar la Ley de la Segunda Oportunidad. «Las dos veces nos quedamos sin palabras, no nos lo podíamos creer, porque han sido 9 años de auténtico calvario. Incluso, nuestros hijos nos veían sufrir y ahora ellos están más felices al vernos contentos«, comentan los clientes de Bergadà Abogados. Y es que, «ahora vemos el futuro con tranquilidad y seguridad. Esto ha supuesto un aprendizaje de cómo tenemos que hacer las cosas y así lo haremos».
Finalmente, la abogada Marta Bergadà, expresa que «la Ley de la Segunda Oportunidad es una herramienta fundamental para quienes han llegado a una situación económica insostenible sin haber actuado de manera fraudulenta. No se trata de ‘no pagar’, sino de permitir que personas honestas puedan salir de la asfixia financiera y volver a empezar. Esta pareja cumplió con sus pagos hasta donde pudo, pero su situación se volvió insostenible y esta es la mejor vía para recuperar su tranquilidad«.
Por ello, puntualiza que «su historia es el reflejo de lo que muchas familias han vivido en los últimos años. Sin embargo, su caso también demuestra que, aunque la insolvencia parezca el final del camino, existen soluciones legales para empezar de nuevo. La insolvencia no debe ser una condena de por vida. La Ley de la Segunda Oportunidad está ahí para garantizar que las personas puedan rehacer su vida sin quedar atrapadas en deudas impagables. Si alguien está en una situación similar, lo mejor que puede hacer es informarse y buscar asesoramiento profesional«, concluye Marta Bergadà.