La planificación financiera en pareja es tan imprescindible hoy en día como lo ha sido siempre, sin embargo en la actualidad, en el mercado tan inestable en el que vivimos, toda pareja debe considerar entre sus prioridades, realizar una planificación financiera responsable que garanticen la sostenibilidad del hogar o relación y la previsión para eventos inesperados y contratiempos.
Hay una frase antigua que reza: “el dinero no hace la felicidad”, sin embargo es innegable que la falta de dinero puede generar más de un contratiempo, de hecho muchos estudios han demostrado que la principal causa de separación de parejas, es la falta de dinero, es decir los problemas económicos, los cuales suelen ser los detonantes o iniciadores de discusiones y recriminaciones que termina finalmente destruyendo relaciones sólidas.
Cuando hablamos de planificación financiera en el seno de la pareja, no solamente nos referimos a la forma de como se dispondrá del dinero, en realidad se trata de la concertación que permita llegar a establecer una filosofía de ahorro y gasto, una verdadera hoja de ruta que será aplicada de manera permanente. Desde esta perspectiva, es razonable suponer que existen diferentes filosofías de planificación financiera, las cuales están determinadas por las características intrínsecas y peculiaridades de cada pareja, en este sentido podemos hablar de dos “estilos” de planificación financiera.
Por un lado está el estilo creativo, lógicamente este estilo está ligado a parejas también creativas que aspiran a tener un ingreso mayor, un estatus de vida mejor y saben que deberán ahorrar una cantidad determinada de dinero si desean lograr concretar sus deseos de mejoría. Por otro lado está el estilo conservador, el cual es frecuentemente empleado por parejas también conservadoras, a diferencia de las primeras, éstas parejas suelen estar preocupadas por la mínima cantidad de dinero del que pueden disponer, sin poner en riesgo su seguridad y estabilidad.
Contrariamente a lo que se podría suponer, una pareja conformada por una persona creativa y la otra conservadora muchas veces suele funcionar mejor en lo que respecta a la planificación financiera ya que ambas partes aportan puntos de vista complementarios, pero para esto es necesario que se establezca un diálogo fluido en el que cada elemento de la pareja explique detalladamente cuáles son las ventajas y beneficios de seguir su línea de pensamiento.
Una forma inteligente de evitar los problemas que puedan surgir debido a puntos de vista divergentes, es hablar sobre el tema financiero desde un inicio, no es un tema que se deba dejar de lado para luego abordarse cuando sobreviene alguna crisis financiera, la idea de la planificación financiera es justamente prevenir las crisis no solucionarlas, aunque también pueden servir para esto. Una buena planificación financiera, forma parte de la convivencia armoniosa entre dos personas, es la opción de las parejas listas que valoran su relación y desean edificarla sobre bases sólidas y realistas.
La planificación financiera en pareja, como toda planificación seria, debe cumplir con ciertos requisitos:
el primero de ellos es delinear objetivos concretos y claros y llegar a comprender cuáles son las motivaciones que subyacen detrás de tales objetivos,
el segundo requisito consiste en lograr que la otra persona comprenda a cabalidad la visión personal de uno, evitando caer en argumentos emocionales, finalmente es de suma importancia para ambos elementos de la pareja el entendimiento de la mecánica financiera, para lo cual podrían incluso solicitar el asesoramiento de algún experto.
Una discusión financiera sana y productiva, implica conocer primero la real situación financiera en que se encuentra la pareja, para luego enfocarse en la forma en la que cada elemento de la pareja suele emplear el dinero, debatir cuáles son los objetivos comunes para el futuro y hacer una evaluación sincera de las capacidades financieras, dividiendo las tareas para la administración del presupuesto. Finalmente también es imprescindible llegar a un compromiso en el que cada uno de los miembros de la pareja, acepte cumplir con las responsabilidades y limitaciones definidas durante la elaboración del plan financiero.