El hombre llegó a perder el 90% de los clientes de su consultoría, llegando a tener que cerrarla
El Juzgado de Primera Instancia (mercantil) número 6 de Lleida ha perdonado una deuda de 129.186,53 euros a un vecino de la capital del Segrià el cual se vio afectado directamente por la pandemia del Covid-19, ya que llegó a perder el 90% de los clientes de su consultoría de empresas y no pudo hacer frente a las pólizas e ICO que había solicitado para salvar. Así, el juez aplica la Ley de la Segunda Oportunidad al cliente de Bergadà Asociados y, por lo tanto, le exonera del pasivo insatisfecho.
En cuanto a los hechos, cabe señalar que la situación de insolvencia de dicha persona se debió a una serie de factores que se fueron acumulando a lo largo de su trayectoria profesional y que se agravaron significativamente por la pandemia del coronavirus y la pérdida significativa de su cartera de clientes.
En este sentido, el hombre empezó su carrera empresarial en abril de 2005 y, durante los siguientes 16 años, el hombre operó a través de su propia sociedad, de la cual era el único socio y administrador. Dicha empresa se convirtió en su principal fuente de ingresos y base de clientes. Uno de los momentos más críticos de su situación se produjo con la pandemia del Covid-19, que golpeó la economía global en 2020.
De hecho, la paralización de la actividad empresarial durante muchos meses generó una fuerte tensión económica en el hombre, quien luchó por mantener sus finanzas en orden. Asimismo, la pérdida de clientes fue otro golpe significativo para él.
La mayoría de ellos, que eran pequeñas y medianas empresas, fueron adquiridos o fusionados por grandes grupos empresariales durante la pandemia. Estos grupos ya tenían sus propios equipos consultores, lo que se tradujo en una pérdida del 90% de su cartera de clientes y, en consecuencia, de sus ingresos regulares. Finalmente, decidió cerrar la empresa y dar de baja la sociedad en el año 2021. «En ese momento, me reuní con la entidad bancaria para encontrar una solución, pero me dijeron que la póliza ICO que había solicitado finalizaba en octubre de 2023 y que esperara hasta entonces para ver qué sucedía, aunque yo le decía que quería solventar la deuda», recuerda el hombre.
Asimismo, añade «que yo tenía una hipoteca y sabía que podía hacer disposiciones, pero no me las aceptaron y el propio banco me aconsejo esperar para encontrar una solución. En setiembre de 2023, un mes antes de la renovación del ICO, me puse en contacto y ya me sentí totalmente desatendido, ya que la única manera de contactar con ellos era a través de correo electrónico y no me ofrecían ninguna solución«.
No obstante, pese a sus esfuerzos e intentos de negociación para unificar los créditos, llegó un punto en el que se vio imposibilitado para seguir pagándolos, ya que las pólizas solicitadas para la sociedad se habían trasformado en créditos personales que adquirieron un corto plazo de devolución, por lo que le fue imposible asumir las cuotas. Además, tenía que hacer frente a las mensualidades de la hipoteca y el sustento básico de su familia. «Me exigían una cuota de 500 euros mensuales que no podía hacer frente. Yo quería pagar, pero una cantidad menor, pero no atendieron mi petición», puntualiza.
Tras el cierre de la empresa, en mayo de 2021 aceptó un trabajo de dirección en una empresa privada, puesto que tenía un plazo definido y finalizó en marzo de 2023, quedándose nuevamente sin empleo y teniendo que enfrentarse a los desafíos económicos. De hecho, «esta situación le repercutió gravemente en su estado de salud y, a día de hoy, todavía se encuentra en tratamiento psicológico«, expone la abogada que ha llevado el caso y socia fundadora de Bergadà Asociados, Marta Bergadà. «Además, hay que sumar las llamas constantes de empresas vinculadas a la entidad bancaria, incluso en fin de semana, para que hiciera frente al pago, pese a que no podía. Bloqueaba el número desde el cual me llamaban y lo volvían a hacer desde otro diferente», puntualiza el hombre.
Cabe decir que, aunque actualmente ejerce de nuevo de consultor y su situación laboral ha mejorado levente, «eso no fue suficiente para hacer frente a todos los créditos que se vio obligado a solicitar por la crisis de la pandemia«, puntualiza la letrada.
Fue en octubre del año pasado cuando la pareja del hombre leyó en la prensa una noticia en la cual a un cliente de Bergadà Asociados se le había perdonado una deuda gracias a la Ley de la Segunda Oportunidad. «Había escuchado que existía dicha ley, pero creía que no me podía acoger porque estaba pensada para deudas mucho más elevadas, cuando no es así. Además, he de reconocer que al principio era un poco reacio, porque yo quería pagar la deuda, pero estaba ahogado«, manifiesta.
Por su parte, Marta Bergadà expone que «tenía una gran preocupación, porque su entidad bancaria no le había ofrecido ninguna solución y se había desentendido de él pese a ser cliente desde hacía muchos años».
Así, tras una primera reunión se inició todo el procedimiento, «el cual ha sido muy rápido», comenta el hombre, ya que recientemente el magistrado del Juzgado de Primera Instancia (mercantil) número 6 de Lleida emitía el correspondiente auto mediante el cual se le exoneraba de un pasivo insatisfecho de 129.186,53 euros gracias a la Ley de la Segunda Oportunidad.
Finalmente, el cliente de Bergadà Asociados expone que «ahora veo el futuro totalmente diferente, sin cargas y con mucho más optimismo. Mi nuevo proyecto laboral ya está funcionando y me puedo centrar él. De hecho, la Ley de la Segunda Oportunidad tiene un nombre muy apropiado, ya que supone una segunda oportunidad para tirar adelante y dejar el pasado atrás«.
Por su parte, Marta Bergadà comenta que «es sorprendente como las entidades bancarias desatienden a los clientes que llevan muchos años con ellos cuando tienen problemas de deudas y, pese a su voluntad de pagar, no les ayudan con cuotas que se ajusten a su situación». Por ello, «la Ley de la Segunda Oportunidad es una gran herramienta para ayudar a las personas que quieren seguir adelante con nuevos proyectos sin tener que preocuparse de lo vivido en el pasado».