La abogada y socia fundadora de Bergadà Asociados explica cómo llegó la abogacía y fundó el despacho, y habla sobre el derecho y la Ley de la Segunda Oportunidad
Usted ya tiene una dilatada carrera como abogado/a en Derecho concursal, pero para quien no la conozca, ¿cómo se presentaría?
Me tengo por una persona sencilla, pero muy emprendedora, luchadora y eterna aprendiz.
Cuento con la facilidad de reinventarme y marcar objetivos cada vez que sea preciso.
Me siento bien cuando sé que, con la intervención de nuestro despacho, hemos logrado ayudar a nuestros clientes.
¿De dónde surgió su despacho Bergadà Asociados?
Nuestro despacho surge tras terminar la carrera de derecho y especializarme en Derecho concursal, por haber sufrido en carnes propias un concurso de acreedores años atrás y saber, desde ese preciso momento, que hacía falta un despacho que acompañase y comprendiese al cliente.
¿Qué es lo que destacaría de su trabajo como abogada?
Lo importante para un abogado concursalista es acompañar al cliente en el momento que éste se encuentra frente a la insolvencia. Las personas se ofuscan y no encuentran salida, y lo cierto es que ese camino solo no es tarea sencilla.
En Bergadà Asociados vamos de la mano del cliente desde el minuto cero, estudiando desde los inicios las posibles contingencias que pudiesen surgir, así como las estrategias a seguir, para dotar el proceso de máxima seguridad y que el cliente, todo y estando en un momento delicado, se sienta seguro en cada momento.
Y más concretamente, ¿porqué enfocarse a la Ley de la Segunda Oportunidad?
La Ley de la Segunda Oportunidad se enfoca en personas físicas. Grandes despachos mercantilistas hay muchos, pero despachos que estén dispuestos a ponerse las botas y pisar el charco no hay muchos.
Esas “invisibles” personas son la fuente de riqueza del país y tenemos la obligación, ética y moral, de sacarlas de la economía sumergida o de la insolvencia y devolverlas al circuito económico, para que con ello este país pueda tirar económicamente adelante.
En el despacho son varios profesionales trabajando codo con codo. ¿Cuáles su función dentro de ese engranaje?
Mi función es la dirección del despacho y la estrategia.
¿Cómo es la conexión con los clientes?
Buscamos empatizar, comprender y acompañar. Y el cliente lo nota. Por lo tanto, en cierto modo, nos convertimos en una pieza clave en su entorno más cercano.
¿Qué es lo que más les preocupa a los clientes?
Sin lugar a dudas, que puedan rehacer sus vidas, que se levanten los embargos de sus cuentas y salarios, y, sobre todo, olvidar lo mal que lo han pasado y renacer de nuevo.
¿Qué momento más complicado recuerda?
Cada caso cuenta con momentos muy delicados. Quizás, el momento que más me marcó es en julio del año pasado, precisamente por mi cumpleaños, cuando nos llegó una resolución calificando el concurso de una clienta de León como culpable. Esa cliente tiene un hijo con una gran discapacidad y, a nuestro entender, la culpabilidad no era ajustada a derecho.
Me pasé las vacaciones redactando el recurso de apelación y sin apenas dormir, por la incomprensión y el disgusto del tema, y posiblemente pasé todas las vacaciones de verano pensando en mi cliente.
Y por el contrario, ¿el mejor momento?
Mejores momentos hay muchos, pero, sobretodo, cada vez que abrimos notificaciones y vemos que han concedido la exoneración del pasivo insatisfecho a un cliente. Tenemos una campana en el despacho y, haciéndola brincar, llamamos enseguida a ese cliente para darle la buena noticia. Es una sensación maravillosa y la compartimos plenamente con él.
Supongo que cada caso es un mundo diferente…
Cada caso es diferente y tiene sus matices, por lo que nunca podemos tratar ninguno por igual ni fiarnos de las estrategias seguidos en otros casos. Personalizamos cada trámite. Es imposible hacer una réplica de ellos.
Por ello, es importante contar con un equipo de profesionales cuyos perfiles son diferentes…
En Bergadà Asociados contamos con diferentes perfiles profesionales: abogados, economistas, agentes inmobiliarios y colaboramos con psicólogos, peritos, periodistas y demás. Como comentaba, cada caso es diferente y debemos buscar colaboradores según la estrategia a seguir, para dotar de seguridad al proceso y de tranquilidad y acompañamiento al cliente
¿Es difícil no mezclar las emociones?
Del todo, quizás es lo que más nos cueste a los abogados, ser capaces de deslindar el trabajo de nuestras horas libres.
¿Qué es lo que más valora el cliente de un abogado concursal?
Varias cosas: que se le asesore con seguridad, que se le conteste a sus dudas con inmediatez, que se le acompañe y no se le deje solo durante el procedimiento, que se luche por sus intereses con las uñas, y, sobre todo, que no sea tratado como un número, sino como una persona y que pueda contar con su abogado asignado durante todo el día.
Supongo que después de decirles que el juez les ha perdona la deuda con algunos de ellos aún siguen manteniendo contacto. ¿Es fácil para ellos empezar desde cero o hay un proceso de adaptación por el sufrimiento que han padecido?
Cierto, no es sencillo empezar de nuevo y, en ocasiones, debemos marcarles el inicio del camino.
Empezamos por presentarles alguna entidad financiera de nuestra confianza, cuyo director es consciente de lo que ha pasado el cliente, y le da la mano, como si de un chiquillo se tratara. Fíjate en que hay personas que llevan años y años sin tener una cuenta bancaria y que no recuerdan cómo es sacar dinero con una tarjeta por un cajero.
Centrándonos en la Ley de la Segunda Oportunidad. ¿Por qué cree que es tan desconocida toda?
Creo que poco a poco se está dando difusión, pero como he repetido en varias ocasiones, lo más difícil para nosotros de esta ley es convencer a las personas de que es real, de que existe una ley que puede llegar a perdonarles sus deudas y que podrán empezar de cero.
En relación a lo anterior, ¿cómo puede llegar a más gente, es decir, que se debería hacer para que fuera más conocida?
La difusión de la Ley de la Segunda Oportunidad está en manos de los agentes jurídicos, desde abogados y jueces, y también en manos de la prensa. Sobre todo de la prensa, que siempre nos acompaña tras dar una buena noticia al cliente.
¿Son necesarios tantos cambios a menudos en la Ley de la Segunda Oportunidad y en la Ley Concursal?
Tenemos una buena ley, porque antes no teníamos posibilidad alguna de exonerar las deudas y ayudar a que se le fuese dada otra oportunidad a nuestro cliente. Sin embargo, siempre digo, que la ley perfecta no existe para todos, por lo tanto, a mi modo de ver, en forma personal, lo que mejoraría de esta ley es que a través de ella se pudiese exonerar el 100% de la deuda, tal como dispone la Directiva Europea, puesto que hay según que tipo de deuda que no es exonerable.
Por ejemplo, la deuda pública, que es una de las deudas más recurrentes que tienen los empresarios y emprendedores. Si no se exonera esa deuda dejamos fuera del circuito económico a quienes realmente son capaces de generar riqueza.
Entonces, para ustedes los/las abogados/as, la formación es constante…
La formación es parte de nuestro trabajo.
No hay ley que haya cambiado tantas veces. Ya he perdido la cuenta, pero llevamos unas 30 y pico reformas y lo más seguro que en breve veamos algunas más.
Cada día nos formamos, mediante reuniones en el despacho o cursos o másters, e invertimos un gran monto económico en libros de autores expertos en la materia.
El abogado que no se forma en esta materia constantemente no puede dar un buen servicio al cliente ni dotar el proceso de máxima seguridad.
¿Qué les diría a todas aquellas personas que se encuentran ahogadas por las deudas?
Les diría que nos llamen, que tras la primera llamada de asesoramiento podremos explicarles si cumplen los requisitos para acogerse a la Ley de la Segunda Oportunidad y su vida dará un vuelco de 360 grados en positivo.