La insolvencia del matrimonio, vecino de Tàrrega, se originó tras comprar un camión y la disminución del trabajo a causa de la crisis
El juzgado de primera instancia número 6 (mercantil) de Lleida ha perdonado una deuda total de 241.793,38 euros a un matrimonio vecino de Tàrrega el cual se vio afectado de manera directa por la crisis de 2008.
De este modo, el juez aplica la Ley de la Segunda Oportunidad a la pareja, representada por el despacho Bergadà Asociados, y exonera al hombre, G. J. F. G., de un pasivo insatisfecho de 206.663,43 euros, mientras que, a la mujer, M. A. S., de 35.129,95 euros.
En cuanto a la situación de insolvencia del matrimonio, ésta tiene su origen en la crisis del año 2008. El hombre era camionero, siendo autónomo desde 1999 hasta 2009. En ese momento realizó una inversión con la compra de un camión, por el cual tuvo que solicitar un préstamo, ya que su volumen de trabajo era elevado y la perspectiva de futuro era de gran crecimiento.
Pero al explotar la burbuja inmobiliaria y, con ella, iniciarse la crisis que fue acompañada de una disminución muy importante de trabajo, provocó que tuviera que cesar su negocio. «Trabajaba mucho para una empresa que quebró y me debía bastante dinero», señala el cliente de Bergadà Asociados.
Asimismo, su pareja era dependienta en un establecimiento y percibía un salario mínimo, por lo que los ingresos económicos de la familia se redujeron drásticamente. «Hay que pensar que siendo autónomo yo no tenía paro, por lo que casi no había ingresos. Hicimos un esfuerzo muy grande para seguir adelante, pero llegó un punto en el que la situación era insostenible«, recuerda el hombre.
Además, en el año 2007 había nacido su hija, por lo que «llegó el crítico punto de decidir si seguir asumiendo los pagos pendientes o poder dar de comer su familiar», explica la abogada y socia fundadora de Bergadà Asociados, Marta Bergadà. Así, el matrimonio se vio obligado a acudir a los servicios sociales, familiares, amigos y entidades de carácter social para que les brindasen ayuda. «Lo que teníamos ahorrado se acabó y teníamos que seguir comiendo», explica el hombre.
Paralelamente, en el año 2009, y ante la imposibilidad de seguir haciendo frente a los pagos, se subastó mediante ejecución hipotecaria la vivienda familiar. «Toda esta situación generó un gran derrumbe en la vida del matrimonio y en la de su entorno», comenta Marta Bergadà.
«Tras una notificación de embargo llegaba otra. Además, el acoso de los bancos fue constante, llegando a llamar de madrugada y también a un vecino al cual le explicaron mi situación para contactar conmigo. Un día fui al banco y les entregué las llaves del piso, pidiéndoles tan sólo que para el desahucio me avisaran con antelación para irnos de casa y que mi hija no quedara traumatizada por la llegada de los Mossos d’Esquadra. También entregué las llaves del camión. Además, se me pasó por la cabeza hasta el suicidio, pero suerte que tenía a mi hija y no la podía dejar sola ni a ella ni a mi mujer», recuerda el hombre.
Por otro lado, pese a las dificultades económicos, en enero de 2021 tuvieron la voluntad de solicitar un acuerdo extrajudicial de pagos para llegar a un acuerdo con sus acreedores, mediante un plan de pagos y una quita, pero no prosperó. «La gestión del mediador asignado fue nefasta, como demuestra el hecho que no se solicitó la declaración del concurso por dejadez del profesional, por lo que la situación de la familia empeoró todavía más debido a los embargos de sus salarios», argumenta Marta Bergadà.
El cliente de Bergadà Asociados expone que «en el 2019 conocí a un abogado que en realidad no hizo nada. Tan sólo nos pedía dinero y ponía excusas como que con la pandemia estaba todo paralizado. En enero de este año nos cansamos de tantas excusas y decidimos poner fin a esa relación con ese letrado».
A los pocos días escuchó por primera vez el nombre de Marta Bergadà y Bergadà Asociados. Tal y como expone, «actualmente estoy trabajando por cuenta ajena de camionero y un día escuché por la radio el nombre de Marta Bergadà y cómo explicaba un caso que había ganado. Llegué a casa, nos pusimos a buscar por Internet y contactamos con su despacho para intentar encontrar una solución».
De esta manera, el pasado mes de febrero se llevó a cabo la primera reunión. «Marta Bergadà y su equipo analizaron nuestro caso y desde un primer momento nos indicaron que teníamos muchos números de que se nos concediera la exoneración del pasivo insatisfecho con la Ley de la Segunda Oportunidad«. Así, se inició el procedimiento y en apenas cuatro meses el juez les perdonaba las deudas.
«A día de hoy aún estamos intentando asimilar esta gran noticia. Es como si nos hubiera tocado la Primitiva. Llegó un punto en el cual nos sentíamos que vivíamos al margen de la sociedad y fue muy duro. Siempre habíamos tenido una vida normal, de trabajadores sin deber nada a nadie, y de la noche a la mañana todo se esfumó y empezaron todos los problemas», manifiesta el hombre.
También puntualiza que «ahora estamos muy contentos y sólo tenemos palabras de reconocimiento para el equipo de Bergadà Asociados. Siempre han sido muy comprensibles y nos han estado informando de cada paso que había que dar o que hacían. Además, ha sido un procedimiento tan rápido que aún estamos sorprendido».
Por su parte, la letrada indica que, «a día de hoy, todavía hay autónomos que se vieron afectados de manera directa por la crisis de 2008 y están completamente ahogados por las deudas que se produjeron en aquella época. Tenemos el deber de dar a conocer más la Ley de la Segunda Oportunidad y ayudarles, ya que los pequeños empresarios son el auténtico motor de nuestra economía y no se pueden quedar al margen de la sociedad».