Muchos de nuestros lectores creen que el divorcio, en la ley de la segunda oportunidad, es un obstáculo para acogerse a los beneficios de la norma. Otros, un poco más extremos, piensan que, al acogerse a la ley de la segunda oportunidad, no pueden disolver su contrato matrimonial, separarse o divorciarse.
Ninguno de estos dos supuestos es cierto. Sin embargo, si es claro que el divorcio en la ley de la segunda oportunidad tiene una afectación que es importante considerar, y que, por considerarla de especial interés, dedicamos a ella nuestra entrada de hoy.
Divorcio en la ley de la segunda oportunidad – ¿Cuál es la afectación?
Empecemos por lo esencial: la ley de la segunda oportunidad no es un obstáculo para iniciar un proceso de separación o divorcio, como tampoco, el haberlo iniciado es impedimento para acogerse a los beneficios de la norma.
Sabemos que los problemas económicos y financieros que llevan a las personas a considerar la ley de la segunda oportunidad como una opción, son igualmente determinantes para la ruptura de relaciones sentimentales. Por ello, la afectación del divorcio en la ley de la segunda oportunidad, es un tema mucho más frecuente de lo que pensamos.
Por ello, es importante conocer con precisión cuál es esa afectación en diferentes escenarios, bien sea cuando el proceso de divorcio ya a iniciado, o cuando este irrumpe después de que la pareja se acoge a la ley de la segunda oportunidad. Veamos:
¿Cuál es el tratamiento de las deudas en la ley de la segunda oportunidad cuando el divorcio está en curso?
Es importante hacer una precisión. Es necesario identificar con claridad cual de los dos cónyuges es titular de cada una de las obligaciones contraídas, y en cuales, eventualmente, los esposos son solidarios.
Para realizar esta clasificación se debe tener en cuenta no solo la suscripción formal de la deuda, sino también el uso que se dio al crédito. El uso del dinero, aunque el préstamo haya sido solicitado en forma individual, puede convertirlo en una obligación solidaria para los dos cónyuges.
Este es entonces un primer elemento que debe ser considerado antes de continuar con el procedimiento.
La incidencia del Régimen Ganancial o de Separación de Bienes
El Régimen Ganancial y de Separación de Bienes, es una opción que permite manifestar la voluntad de los cónyuges antes de contraer nupcias. Así es por lo menos, en todas las Comunidades, a excepción de Cataluña.
Acogerse a este régimen, antes del matrimonio, plantea varios escenarios:
- Matrimonios que se acogen al Régimen Ganancial: los dos cónyuges responden en forma solidaria por todas las obligaciones, aunque estas hayan sido suscritas y firmadas por sólo uno de ellos. En este caso, y si en el divorcio no se ha alcanzado la etapa de separación de bienes, los dos miembros de la pareja presentarán una sola solicitud dentro de la ley de la segunda oportunidad como si aún estuviesen casados.
Por el contrario, cuando dentro del proceso de divorcio, ya se ha alcanzado la etapa de liquidación de bienes, cada uno de los cónyuges tendrá que presentar una solicitud independiente para acogerse a la ley.
- Matrimonios bajo el Régimen de Separación de Bienes: los cónyuges que se hayan acogido a este régimen, antes del matrimonio, responderán por cada obligación en forma independiente, siempre que la hayan contraído de esa forma, y así lo hayan avalado con su firma.
Entonces, sí solo uno de los cónyuges contrajo la deuda, para acogerse a la ley de la segunda oportunidad, cada uno presentará una solicitud independiente, sin considerar a su cónyuge.
Si las obligaciones han sido contraídas en forma solidaria, cada cónyuge presentará una solicitud por aparte. Esto implica dos solicitudes por cada una de las obligaciones solidarias.
La pensión de alimentos en la ley de la segunda oportunidad
La ley de la segunda oportunidad respeta la pensión de alimentos. Es incluso, una de las pocas deudas de obligatorio cumplimiento, y sobre la cual no se aplica el limite de embargabilidad.
Así, la manutención de los hijos del matrimonio está a salvo, y protegida del principio de derecho al perdón que impulsa la ley de la segunda oportunidad. Por supuesto, se puede llegar a determinados acuerdos, que deben ser examinados por el Juez, para que estos no afecten los derechos de los menores.
¿La ley de la segunda oportunidad puede perjudicar a uno de los miembros de la pareja?
Esto puede suceder cuando sólo uno de los cónyuges se acoge a la ley. En este caso, es probable que, al concedérsele el perdón, el acreedor proceda a emprender un procedimiento judicial para cobrar el total de la deuda al otro miembro de la pareja que se ha constituido como deudor solidario.
Esta es una situación más común de lo que se cree, y plantea otra inquietud: ¿es posible que un cónyuge se acoja a la ley, sin que su expareja se entere? Definitivamente es posible, en los casos en los que no hay bienes en común.
En cualquier caso, la asesoría adecuada y oportuna siempre será la mejor herramienta. La ley de la segunda oportunidad siempre representará beneficios para quienes la acojan, incluso si se trata de parejas divorciadas o en proceso de divorcio.
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