Durante los últimos 25 años nuestro país ha experimentado cambios estructurales en materia económica. La apertura, globalización y crecimiento sostenido de nuestra economía y el aumento de casi tres puntos del PIB per cápita, han significado un mejoramiento de la calidad de vida y un explosivo crecimiento del consumo de las familias . Un factor relevante en este proceso lo constituye el fuerte incremento en la oferta crediticia. Así, mientras en 1990 las tarjetas bancarias y comerciales no superaban los 3 millones, hoy ya superan los 22,5 millones de unidades.
Hay quienes sostienen que el crédito permite hacer presente un sueño futuro que se materializa a través de la adquisición y tenencia en el presente de un bien cuyo pago derivamos para “más adelante”.
Si se trata de un sueño o una pesadilla no dependerá del instrumento, sino de la correcta evaluación y decisión del potencial deudor, quien antes de contraer una deuda deberá evaluar adecuadamente su necesidad y real posibilidad de pago.
Una mala decisión de endeudamiento se traduce en angustias, privaciones, presiones y en ocasiones en embargos y procedimientos de ejecución patrimonial. Como si fuera poco, se agrega una segunda sanción de carácter perpetua: la publicación en registros comerciales. El sistema de informaciones comerciales en Chile solo registra los comportamientos negativos y nada dice del historial de buenos pagos del deudor, con lo que junto con estigmatizar a quien por alguna circunstancia ajena a su voluntad (cesantía, enfermedad o accidente) retrasa un pago, lo mantiene publicado sin límite de tiempo y aun cuando sus condiciones objetivas de pago se hayan recuperado totalmente.
Así las cosas, una deuda mal contraída puede aparejar un descalabro en la economía personal y familiar, por lo cual resulta fundamental incorporar dentro de la política pública la educación financiera a personas, trabajadores y familias. Explicar en fácil la elaboración de sistemas de registro de ingresos, planificación de gastos, construcción de saldos y posibilidades de ahorro, inversión, endeudamiento o gasto. Enseñar a pagar bien para evitar errores y aprender a vivir con la realidad del ingreso y no de la deuda o del crédito.
Sin duda con ello aportaremos a la salud financiera de las familias chilenas y disminuiremos el nivel de angustia al que se encuentran sometidos quienes viven de la “bicicleta” o “gimnasia comercial”.
La política no puede reducirse a una mera gestión o administración, menos aun circunscribirse a luchas de poder. La buena política implica liderazgo y pedagogía, implica hacerse cargo de las realidades sociales y aportar para superar aquello que nos afecta.
El sobreendeudamiento es una realidad que debemos enfrentar con educación y también con mejor regulación. Así evitaremos que el “sueño” del bien adquirido con el crédito se transforme en una “pesadilla” de angustias por no poder pagarlo.