Perdonan una deuda de 253.894 euros a un vecino de Lleida cuya insolvencia se originó con el cierre de su floristería debido a la crisis de 2008

Perdonan una deuda de 253.894 euros a un vecino de Lleida cuya insolvencia se originó con el cierre de su floristería debido a la crisis de 2008

El banco le exigió hacer frente a la póliza de negocio que tenía vincula a su vivienda, la cual se acabó quedando, cuando ya había pagado la mitad de la hipoteca y el procedimiento se ha alargado cuatro años

El Juzgado de Primera Instancia (mercantil) número 6 de Lleida ha perdonado una deuda de 253.894 euros a un vecino de Lleida que se vio inmerso en una situación de insolvencia tras el cierre de una floristería que tenía en el Carrer Major de la capital del Segrià debido a la crisis de 2008. Además, el procedimiento se ha alargado durante cuatro años por las alegaciones del banco, la huelga de los Letrados de la Administración de Justicia (LAJ) y la pandemia del Covid-19. Pero recientemente el juez emitía el correspondiente auto en el cual exoneraba del pasivo insatisfecho al cliente de Bergadà Asociados gracias a la Ley de la Segunda Oportunidad.

En cuanto a los hechos, estos se remontan a hace 12 años, cuando el hombre regentaba una floristería en el Carrer Major de Lleida, junto a la que actualmente es su exmujer, y se vio obligado a cerrarla por la crisis que se originó en el 2008. «Además, habían abierto en Lleida grandes superficies donde vendían las flores y las plantas al mismo precio que nosotros las comprábamos en Mercabarna. Eso hizo que las ventas cayeran en picado, al no poder ajustar más los precios, y nos viéramos obligados a cerrar», recuerda.

Paralelamente, había contratado una póliza de negocio que ascendía a unos 90.000 euros, había adquirido una casa mediante hipoteca en una localidad leridana y habían alquilado el piso que tenían en propiedad en Lleida, «pero los inquilinos no pagaban el alquiler. Todo eso hizo que la deuda fuera cada vez mayor», lamenta.

Al poco tiempo, se inició un primer proceso judicial de ejecución. Entonces, perdieron el piso de la capital del Segrià y quedaba pendiente la hipoteca de su vivienda habitual y la póliza de negocio, «pero nos dijeron que el banco no tenía intención de ejecutar la vivienda porque la hipoteca era superior al valor que tenía, razón por la cual podíamos continuar como hasta entonces», expone.

La sorpresa se produjo hace cuatro años, «cuando ya habíamos pagado más de la mitad de esa hipoteca de la vivienda habitual y el banco exigió la totalidad de la deuda pendiente. Fue un momento muy complicado, porque yo siempre había intentado pagar lo que exigían y llegados a ese punto nos dejaron tirados. De hecho, nuestro gran fallo fue que la citada póliza estaba garantizada con esa vivienda, ya que nos hicieron creer que haciendo una segunda hipoteca todo sería más sencillo. Pero finalmente lo perdimos todo«.

Casualmente, el hombre le expuso entonces a una compañera de trabajo la situación por la que estaba pasando y ésta le dijo que contactara con Marta Bergadà, dándole buenas referencias de su despacho como profesionales especialistas en la Ley de la Segunda Oportunidad.

Por su parte, la abogada y socia fundadora de Bergadà Asociados, Marta Bergadà, recuerda que «estaba en una situación límite que le estaba afectando física y psicológicamente. Pero al exponernos su caso vimos que era deudor de buena fe y, por lo tanto, podía acogerse a la Ley de la Segunda Oportunidad«.

Asimismo, el hombre comenta que, «ya no estaba con el agua al cuello, sino que me encontraba totalmente ahogado, sin ver una solución a todos los problemas que había. Además, esto pasó factura a la relación de pareja y mi mujer y yo nos acabamos divorciando después de haberlo perdido todo«.

Fue a principios de 2020 cuando se inició un largo y complejo procedimiento en el cual se sumaron numerosas adversidades. Tanto Marta Bergadà como el hombre señalan que todo se retrasó de manera importante por las alegaciones presentadas por el banco, la huelga de los Letrados de la Administración de Justicia (LAJ) y la pandemia del Covid-19 que causó un colapso en la justicia. «Han sido cuatro años muy largos en los que hemos tenido que batallar mucho», comenta el cliente de Bergadà Asociados.

Además, la también recuerda «las incesantes llamadas del banco, así como sus correos electrónicos, para que hiciera frente a la deuda que tenía. También me amenazaban diciendo que se presentarían en mi vivienda para presionarme. Ojalá hubiera podido pagar y no verme en esa situación, pero era imposible. Lo había perdido todo y llegó un punto en el que comía lo básico para intentar ahorrar un poco».

Incluso, el hombre añade que «lo que más dolor me producía era decirles a mis hijas que no podían participar en las actividades que organizaba el colegio, como lo hacían el resto de sus compañeros y amigos, porque no teníamos dinero, ya que hasta la asistenta social denegó la ayuda solicitada».

Marta Bergadà añade que «pasó una situación de tal estrés y nerviosismo que necesitó ayuda psicológica para poder sobrellevar todo lo que estaba viviendo y sufriendo. Es sorprendente la presión que ejercen los bancos sobre sus clientes cuando les exigen que paguen las deudas que tienen, pese a saber que no pueden, y en vez de ayudarles a encontrar una solución les ahogan todavía más».

Pero todo cambió recientemente, cuando el titular del Juzgado de Primera Instancia (mercantil) número 6 de Lleida le perdonaba una deuda de 253.894 euros gracias a la Ley de la Segunda Oportunidad. «Cuando recibí la llamaba de Bergadà Asociados y me dijeron que se me había exonerado el pasivo insatisfecho iba conduciendo y tuve que parar porque me desmonté anímicamente y me puse a llorar como nunca lo había hecho. Era una llamada que esperaba que algún día se produjera, pero el proceso ha sido muy largo y doloroso», comenta el hombre. Por ello, «ahora estoy en el momento de asimilarlo bien y recuperarme sobre todo anímica y emocionalmente. En esto va a ser clave que ahora veo el futuro con una mayor tranquilidad».

Finalmente, Marta Bergadà concluye diciendo que «hay muchos empresarios pequeños que desde hace años arrastran deudas que no les permiten hacer una vida normal. Además, cuando entran en un bucle negativo de adversidades todo se les complica y les afecta psicológicamente. Por ello, es importante que la justicia permita tramitar los procedimientos de manera ágil y rápida para evitar un sufrimiento alargado en el tiempo que en muchos casos se podría evitar».

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